SAVALnet EC

En el ámbito de la medicina cardiovascular, el progreso tecnológico se ha convertido en una aliado indispensable para mejorar la precisión diagnóstica. Así lo asegura la doctora Karol Guzmán Guillén, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario del Río de Cuenca, donde fue pionera, junto con una colega, en fundar la Unidad de Alta Especialidad de Ecocardiografía. 

Luego de estudiar medicina en la Universidad de Cuenca y terminar su medicatura rural cursó un postgrado en medicina interna en la misma casa de estudios, ahí encontró el gusto por la cardiología. "Cuando cuidaba a los pacientes infartados aprendí a leer electrocardiogramas, fue cuando me decidí a estudiarla". 

Durante la beca en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez con la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) en Ciudad de México "me gustó la ecocardiografía. Me presenté en concurso para realizar la alta especialidad en el mismo centro. Me apasionan las imágenes cardiovasculares y ayudar a los pacientes realizando diagnósticos de manera oportuna, rápida y accesible sin requerir hospitalización o preparaciones difíciles".

Desde su consulta, la doctora Guzmán reflexiona sobre los desafíos que enfrenta esta disciplina y el futuro de las imágenes cardíacas, en un mundo impulsado por la portabilidad y la accesibilidad para una práctica clínica cada vez más específica.

- El desarrollo tecnológico ha permitido lograr una mayor precisión en el análisis de enfermedades cardíacas. En ese sentido, ¿cuál es el aporte de técnicas no invasivas como la ecocardiografía?

Es muy amplio e importante. Dependemos de este diagnóstico para la toma de decisiones clínicas e intervencionistas. Por ejemplo, estamos diagnosticando valvulopatías y estenosis aórtica con más frecuencia, debido a que los adultos mayores tienen mejor calidad de vida y más accesibilidad a valoraciones médicas. Otras son la valvulopatía mitral, ya que estamos en un medio donde aún vemos complicaciones de la fiebre reumática; insuficiencia cardíaca, que en sus diferentes presentaciones (preservada, ligeramente disminuida y disminuida) son diferenciadas por el ecocardiograma; y también enfermedades del pericardio; tumores y masas intracardiacas; malformaciones congénitas, entre otras. 

- ¿Cuáles han sido las innovaciones más importantes?

Sin duda, uno de ellos es la visualización del corazón y sus diferentes partes en modo tridimensional, lo que permite una observación en tiempo real de los problemas del músculo. 

El tratamiento percutáneo de las cardiopatías congénitas se ha sofisticado gracias al apoyo y guía del ecocardiograma durante los procedimientos intervencionistas en la sala de hemodinamia.

Los ecocardiografistas nos hemos convertido en un gran apoyo en las cirugías abiertas de corazón, al realizar ecocardiogramas transesofágicos que nos permiten mirar, en el momento posterior a un cambio de válvula, si está normo funcionante.

Y los software de medición de funciones intracardíacas son mucho mejores, porque ayudados de la inteligencia artificial permiten obtener imágenes de alta calidad y medición automática de volúmenes, fracción de eyección, deformación de las cavidades, los que son de utilidad para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del corazón.

- ¿En qué medida la obsolescencia de los equipos resta eficacia al diagnóstico clínico?

Los ecocardiógrafos se han ido actualizando cada vez más para obtener una mejor calidad de imagen. Debemos entender que estos diagnósticos son la base de un tratamiento en cualquier paciente, por lo tanto lo que concluyamos está en relación directa con lo que miramos. Si el ecógrafo no permite acceder a una buena imagen, no se podrá realizar un buen análisis. No significa que es todo, pero sí gran parte del diagnóstico. Lo más importante es el conocimiento del operador y la experticia.

- ¿Cómo se compara la ecografía cardíaca respecto de otras técnicas avanzadas, como la resonancia magnética y la tomografía?

El ecocardiograma es la herramienta más accesible y económica. Se puede realizar junto a la cama del paciente. Permite mirar el corazón y diagnosticar casi todas las enfermedades cardíacas, apoyados del conocimiento científico y la revisión clínica. Es el gold standard para el diagnóstico de, por ejemplo, valvulopatías. 

Existen otras patologías, como las del pericardio, que son mejor definidas con resonancia magnética o la isquemia cardíaca, donde la angiotomografía de coronarias permite una detección y delimitación de lesiones, en caso de haberlas. Solicitamos estos exámenes cuando el ecocardiograma no permite realizar un diagnóstico, en especial cuando la ventana acústica no es adecuada o cuando se necesita definir una masa intracardiaca (como tumor o trombo), en caso de múltiples malformaciones congénitas o en pacientes post operados que quedaron con algún defecto residual. La resonancia o la tomografía no es para todos los pacientes, en cambio el ecocardiograma sí. 

- ¿Qué tan incorporado está este método en la práctica diaria?

Todos los días leemos ecocardiogramas. Se trata de una herramienta accesible, tanto para médicos como pacientes. El problema es que no se tiene disponible en el primer nivel de atención médica, porque se requiere de un especialista con formación. Si bien los cardiólogos recibimos capacitación para la interpretación de un informe ecocardiográfico, para realizarlo se requiere de una subespecialidad con un aval universitario.

- ¿De qué manera ve el futuro de las imágenes cardíacas?

Siento que el camino va a estar dado por la portabilidad de dispositivos de bolsillo para realizar ultrasonidos del corazón. Si bien, ya existen, en un futuro no muy lejano estos instrumentos se convertirán en materiales del uso rutinario de todo especialista. Para eso se debe seguir mejorando la nitidez y calidad de imágenes. Eso permitirá realizar las mismas mediciones que con un equipo grande.

Por Carolina Faraldo Portus